Cap.10

Esta es una adaptación de la novela escrita por J.R. Loveless: Touch me gently.

Todos los derechos van a la autora original. 

Adaptación: ChoiYuri.

 

—¡Oh, JaeJin, lo has hecho! —oyó exclamar a Jimin detrás de él mientras estaba en el fregadero de la cocina. Sabiendo lo que quería decir, hizo una mueca ante sus palabras.

Se agarró fuertemente al borde del fregadero. —Te dije que lo intentaría, Jimin. Lo siento. —Su voz sonó áspera, y se tensó cuando sintió que unos brazos se cerraron alrededor de su cintura y una frente se apoyó contra su espalda.

—¿Por qué, JaeJin?

—El dolor físico duele menos que el dolor emocional —repitió las palabras que había utilizado en el estanque.

Estuvieron allí durante lo que pudieron haber sido minutos o incluso horas, sin que ninguno de los dos pudiera decir cuánto tiempo había pasado. Por último, JaeJin no pudo contenerse y preguntó: —Jimin… ¿he hecho algo para alterar a JongHoon? —Un tono de incertidumbre vibró en su voz.

—No. Por supuesto que no, JaeJin. ¿Por qué piensas eso? —preguntó Jimin desconcertada—. ¿Es por eso por lo que te has cortado? ¿Porque crees que se molestó contigo?

JaeJin hizo un gesto pequeño mirando hacia el lavabo. —Él… no me miró en el almuerzo. Es… normalmente se sienta conmigo. Yo… —Su voz se quedó atrapada en su garganta y dejó de hablar.

—Oh, JaeJin. —No podía creer que su estúpido y terco hermano fuera tan insensible. JongHoon había reaccionado de manera exagerada una vez más—. Hablaré con JongHoon y averiguaré qué está pasando.

—¡No! —Entró en pánico, alejándose de ella—. No. Está bien. Si… lo lamenta, entonces viviré con eso. Estaré bien. Cuando finalicen los tres meses, volveré a Seúl y todo seguirá como siempre. —Instantáneamente, JaeJin supo que acababa de mentirle. Su vida nunca volvería a ser igual. JongHoon había hecho algo que nadie más había conseguido. El vaquero grande y suave había llegado dentro de él y había comenzado a abrir su corazón de nuevo, dejando que JongHoon pusiera una gran huella dentro de él.

—No digas eso. JongHoon te ha pedido que te quedes y es lo que vas a hacer. —Jimin lo fulminó con la mirada, sus manos en las caderas.

Le dirigió una sonrisa débil viendo el aspecto que presentaba, de pie, con su pelo salvaje alrededor de su cara, sus ojos brillando con enojo, y una expresión obstinada en el rostro. —Ya veremos, Jimin. Por favor, no le digas nada de esto. —Señaló a su muñeca—. Permaneceré en mi habitación hasta que todos terminen de comer. No podría soportar los gritos en estos momentos. Y estoy seguro de que gritaría, es decir, si aún le importara lo suficiente.

—Le importas —protestó Jimin, pero JaeJin sólo movió tristemente la cabeza y se volvió para terminar con los preparativos de la cena.

JaeJin hizo lo que le había dicho a Jimin, desapareció en su habitación hasta que escuchó al último hombre y las botas de JongHoon en las escaleras. Las luces estaban apagadas cuando salió de su habitación, encendió la de la cocina y empezó a llenar el fregadero de agua caliente. Iba y venía entre el comedor y la cocina, colocando los platos en el mostrador. En mitad de lavar los platos, oyó un ruido detrás de él y volvió ligeramente la cabeza para ver JongHoon en la puerta con nada más que un par de pantalones vaqueros, su pelo del color de la arena húmedo de la ducha. Preocupado, volvió su cabeza de nuevo hacia los platos, tratando de mantener la muñeca fuera de su vista. No tenía idea de cuánto tiempo llevaba allí, así que no podía estar seguro de si lo había visto ya, o no.

JongHoon miró la delgada espalda del chico, sin saber qué decir o cómo pedir disculpas por haberle hecho daño de esa manera. Jimin lo había agarrado y arrastrado fuera del alcance de los oídos de los vaqueros para darle un golpe a su mente. Le había contado que JaeJin se había cortado de nuevo por sus acciones, y que estaba tan dolido que había hablado de marcharse al final de los tres meses. Sabía que había tenido una reacción exagerada ante lo que Jimin había oído que le decía al caballo, pero estaba herido, enojado, frustrado, y anhelaba que JaeJin confiara en él y se abriera, pero seguía dándose cabezazos contra una pared de ladrillos, incapaz de abrirse paso para llegar hasta JaeJin. Sin embargo, nunca había querido hacerle daño, nunca. —JaeJin, yo… —Se detuvo, sin saber todavía qué decir.

JaeJin se quedó callado. El único sonido en la habitación era el ruido de los platos que lavaba, enjuagaba, y dejaba en el estante para que se secaran al aire hasta que terminara de lavarlos todos. Por último, sacó el tapón del fregadero y tomó la toalla para secarlos. Sólo había alcanzado el primer plato cuando sintió las manos de JongHoon sobre sus hombros. Se estremeció, a pesar de que trató de no hacerlo. A continuación, las manos se deslizaron hacia abajo y alrededor de su cuerpo, tirando de él contra los duros músculos del cuerpo de JongHoon. El hombre hundió el rostro en el cabello de JaeJin, y declaró: —Lo siento, JaeJin. Por favor, perdóname. No quería hacerte daño. Lo siento.

El asombro se apoderó de JaeJin, y no pudo hablar. No sabía qué decirle, y lo sentía temblar detrás de él. —Cometí un error, y lo siento. Sé que la forma en la que te he tratado hoy es imperdonable, y no tengo derecho a pedirte que me perdones, pero por favor, JaeJin, yo… no quiero perderte. —JaeJin se sacudió, sorprendido por la última parte de la declaración.

Se echó hacia atrás en su abrazo y dejó el paño de cocina sobre el mostrador antes de darse vuelta. Alzó las manos y las cerró en el cuello de JongHoon abrazándolo con fuerza y apoyando la mejilla en su pecho. Sentía el aliento del hombre erizando el pelo de su cabeza y la forma en la que los fuertes brazos del cowboy se flexionaban en torno a él, tirando con más fuerza contra su cuerpo.

JongHoon se movió manteniéndolo entre sus brazos, hasta que la parte posterior de sus rodillas golpearon con la silla detrás de él. Se sentó, con JaeJin en su regazo, sin romper el control que tenían el uno sobre el otro. Se sentaron en silencio, sin intercambiar palabras, abrazándose uno al otro. JongHoon se sentía culpable y avergonzado de sí mismo. Debería haberlo sabido. Sabía que tenía que explicarle por qué reaccionó de esa manera, y comenzó suavemente. —¿JaeJin?

JaeJin se hizo hacia atrás para mirar a JongHoon intrigado, y esperó a que el vaquero hablara. —Yo… quiero hablarte acerca de nuestros padres. Esta tarde me he dado cuenta de algo. Si quiero ganarme tu confianza, tengo que demostrarte que tienes la mía.

Sus ojos estaban tan serios que se sintió avergonzado una vez más de su reacción exagerada a lo que Jimin le había dicho esa mañana. —Desde que tengo memoria, mis padres siempre se han peleado. Constantemente. Sobre cada pequeña cosa en el mundo que pudieran encontrar.

—Bu… Pero se ven tan felices en las fotos de las escaleras —JaeJin no pudo resistirse a interrumpir en estado de shock.

La boca de JongHoon se torció en una sonrisa amarga, lo que contestó a la pregunta obvia en las palabras de JaeJin. —Las apariencias engañan. Ellos mostraban una apariencia exterior de ser una pareja amorosa, cariñosa. Esa es la razón de que tomara la decisión de no casarme. Tenía la esperanza de que Jimin decidiera por sí misma casarse con SeungHyun. Pero no la obligaré. De todos modos, durante años, siempre he creído que todas las familias son así. Sonrientes y felices en público, pero que en casa, gritan y chillan. Mi padre nunca le pegó a mi madre, ni a nosotros, los niños, pero los gritos nos asustaban. Pienso que mi padre, a veces, quería golpear a mi mamá, pero no se decidía a hacerlo.

JaeJin apoyó la cabeza en el hombro de JongHoon mientras el hombre hablaba, respirando el aroma de su champú y el jabón perfumado en su piel. Una mano estaba atrapada entre sus cuerpos y la otra descansaba sobre su amplio pecho, que retumbaba con las palabras. Se sintió triste al saber que sus padres no habían sido tan felices como parecían en las fotos de las escaleras. Había creído que JongHoon había tenido la suerte de ser bendecido con una familia maravillosa.

—En ese momento, mi papá era el dueño del garaje local, por lo que vivíamos en la ciudad en vez de aquí. Los vecinos llamaron a la policía varias veces, pero sin abuso físico real no podían detenerlo. Las peleas finalizaron con el tiempo, justo después de que yo cumpliera los dieciocho años. Llegué a casa de la escuela para encontrarme a mis padres muertos. Al parecer, mi padre le había disparado a ella, y luego volvió el arma contra sí mismo en su dolor por lo que había hecho.

Un grito desgarró la garganta de JaeJin, y se echó hacia atrás para mirar con horror a JongHoon. Levantó la mano para apoyarla en su mejilla. —Lo siento mucho. —Dejó escapar su aliento con un pequeño chirrido cuando JongHoon lo apretó fortísimamente, hundiendo la cara en su cuello.

—Está bien. Tanto Jimin como yo lo hemos aceptado lo mejor que hemos podido, y hemos logrado seguir adelante con nuestras vidas en muchos aspectos. Mis padres nos habían dejado bien establecidos, debido a la póliza del seguro de vida de mi madre, y a que vendimos el garaje. Ninguno de nosotros lo quería. Ambos estuvimos de acuerdo en comprar esta finca y mudarnos aquí. Ha crecido y prosperado mucho desde entonces. —JongHoon dudó sólo una fracción de segundo antes de añadir—: Y ahora te tengo a ti —le susurró acercándose a su garganta. JongHoon no pudo detenerse y presionó sus labios sobre el pulso que latía en la base de su cuello, sintiendo al joven temblar en sus brazos.

JaeJin le acarició el pelo, las palabras que había pronunciado hacía sólo unos segundos resonando en su cabeza. «¿Qué pensaría JongHoon si supiera la verdad sobre él?» JongHoon se echó hacia atrás para sonreírle. —Me siento verdaderamente apenado por lo que te he hecho hoy. No quería hacerte daño. Debería haberlo pensado mejor. A pesar de que no es una excusa, la única razón para mis acciones se debe a que Jimin te escuchó hablando con Mantacor, diciéndole que nadie se preocupaba por ti, y que desearías haber muerto. Me sentí herido y enfadado… de que no entiendas lo mucho que me preocupo por ti.

Cuando JaeJin oyó a JongHoon explicarle que Jimin había oído las palabras que le dijo a Mantacor, pensó que ella había entendido todo lo que él había dicho, pero por la forma en que JongHoon lo decía, no parecía que fuera así. Ahora se sentía culpable por haber herido a JongHoon, y se inclinó para besarlo suavemente, vacilante, a la espera de ver si JongHoon se lo devolvía.

Casi se desmayó de alivio cuando le devolvió el beso y sus labios se movieron unos sobre los otros en una tierna caricia.

—Lo siento, JongHoon. Entiendo que te preocupas por mí. Nunca me has tratado de otra manera que con amabilidad y afecto. Y —se miró sus manos—, no quiero que te alteres, pero ahora mismo, no puedo hablar de mi pasado. Te prometo que cuando me sienta preparado, te lo contaré todo, pero… Estoy tan asustado de que una vez que lo sepas, no me quieras más. —Su voz se fue debilitando mientras hablaba, y JongHoon casi no oyó la última parte de su declaración.

—No me importa si eres un convicto que huye de la ley, si has robado coches para ganarte la vida, o si fuiste un acompañante de pago en el pasado, JaeJin. Eres hermoso tal y como eres, y todo eso es tu pasado, no tu presente ni tu futuro. —JongHoon le ahuecó la mejilla, lo que lo obligó a encontrarse con su mirada—. Me gustas por ser tú, JaeJin. Todo lo anterior no es lo que eres. Es lo que te ha hecho ser quien eres.

Hizo una pausa, preguntándose si debería decirlo, pero no pudo detener sus siguientes palabras. —Y creo que me he enamorado de ti.

Los ojos de JaeJin se ampliaron y su cuerpo se puso rígido. «¿Qué había dicho?» —Yo… yo… —No sabía qué decir o cómo responder. «¿Sentía lo mismo por JongHoon?» «¿Podría liberarse alguna vez de su pasado para ser capaz de amarlo como se merecía?»

JongHoon dejó escapar una pequeña risa, y pasó el pulgar de una de sus manos por la mejilla de JaeJin, acariciándolo. —Está bien. No tienes que responder ahora mismo. Entiendo que no te sientas de la misma manera. Pero no dejaré de tratar de capturar tu corazón. —Dijo lo último con tal seguridad, que pareció una promesa.

Antes de que JaeJin pudiera decir una palabra, JongHoon lo besó una y otra vez, dejándolo sin sentido y sin aliento cuando lo sentó en una de las sillas vacías de la cocina. El pecho de JongHoon se elevaba con cada respiración que arrancaba de sus pulmones y tenía gotas de sudor en su frente. Cuando el vaquero se levantó, JaeJin se sonrojó, su rostro iluminado como un árbol de Navidad, cuando sus ojos se centraron en el bulto evidente en los vaqueros de JongHoon. Este sonrió y se inclinó para darle un beso en la parte superior de su cabeza. —Buenas noches, pequeño. Te veré por la mañana. Duerme un poco, ¿vale?

JaeJin asintió tontamente en respuesta.

El vaquero salió de la habitación, dejando a JaeJin en la cocina con sus pensamientos. «¿Podía aceptar lo que JongHoon le había dicho?» «¿Seguiría el hombre preocupándose por él una vez que le hablara de la sangre que tenía en sus manos y las cosas que había hecho?» Dejó caer la cabeza en sus manos y ahogó un sollozo, su cuerpo tembloroso por el esfuerzo. ¿Cómo revelarle a alguien que era un asesino? No era cuestión de acercase a ellos, y decir: ‘Hey, ¿saben qué? He matado a alguien’. Suspirando y cansado se levantó de la silla, apagando la luz al salir.

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«Unas manos fuertes lo sujetaban y un dolor punzante pasó a través de él cuando el filo de un cuchillo caliente se apretó contra su cuerpo, arrancando gritos de agonía de su garganta. Las lágrimas corrían por su rostro, su cuerpo se convulsionaba de dolor. —¡Por favor! ¡No!

—¿Creías que no me daría cuenta? ¿Pensabas que no? Vi la forma en la que mirabas a ese hombre. ¡No eres más que una puta! —Sintió que lo amordazaba, el aliento del hombre, cargado de alcohol, deslizándose por su piel, y luchó desesperadamente por escapar.

El entumecimiento se apoderó de él cuando sintió que sus ropas eran arrancadas de su cuerpo, y los sonidos de un cinturón desabrochándose y una cremallera abriéndose llegaron a sus oídos. Sus piernas fueron abiertas y levantadas sobre su cabeza cuando el violador empujó su longitud contra su entrada, desgarrando su delicada carne. La sangre se derramaba acumulándose debajo de su cuerpo, y cayó en el bendito olvido de la inconsciencia.»

JaeJin se sentó, gritos de terror salían de su garganta, y agitaba sus manos a ciegas en la oscuridad delante de él. Lágrimas saladas caían de sus ojos, en los que brillaba el pánico. Apenas registró los golpes en la puerta de su dormitorio, que se abrió de golpe. JongHoon había lanzado su cuerpo contra ella.

El marco de la puerta se astilló, pero a JongHoon no le importó cuando vio a JaeJin sentado en la cama, todavía gritando. Corrió hacia él y se apoderó de sus hombros temblorosos. —¿JaeJin? ¡JaeJin! —Lo sacudió ligeramente, tratando de conseguir que se detuviera.

Jimin estaba en la puerta, una mano sobre su boca por el sonido aterrorizado del llanto de JaeJin. Se acercó a él, y extendió la mano para darle una bofetada en la mejilla. Sus gritos se cortaron abruptamente, y permaneció sentado, jadeante, las lágrimas todavía se arrastraban por sus pálidas mejillas. —¿C… JongHoon? ¿Jimin? —tartamudeó, al darse cuenta de que estaban en la habitación con él.

—Jesús. Casi me da un ataque al corazón —dijo JongHoon ferozmente, acunándolo cerca de su pecho por segunda vez esa noche—. No creo haber oído nunca unos gritos tan espantosos.

—Yo… Lo siento —susurró JaeJin, sus brazos se cerraron alrededor del amplio pecho del hombre agarrándose con fuerza—. Lo siento, lo siento —murmuró una y otra vez.

—Shhh. Está bien. Sólo ha sido una pesadilla, nada más. —JongHoon le indicó a Jimin que saliera, y una vez que se hubo ido, dejando la puerta lo más cerrada que pudo, ya que ahora estaba torcida sobre sus goznes, se deslizó con JaeJin en una posición de decúbito prono. Solamente sostuvo al joven cerca y escuchó como su respiración se acompasaba, y, finalmente, se deslizó en un profundo sueño. Cuando oyó los sonidos que venían de la habitación, supo al instante que procedían de JaeJin, y su corazón comenzó a latir con fuerza por el pánico y el miedo. Cuando entró en la habitación no sabía qué esperar, pero descubrir que lo que había causado esos gritos tan escalofriantes no era más que una pesadilla, le hizo preguntarse de nuevo por lo que el chico habría vivido en el pasado.

—Algún día, me lo dirás. Hasta entonces estaré a tu lado para mantener a raya esas pesadillas —murmuró contra la cabeza oscura, sabiendo que no podía oírlo.

Cuando la alarma se activó a las tres y media, JaeJin se inclinó para apagarla y se llevó una sorpresa al darse cuenta de que no estaba solo en la cama. Se incorporó rápidamente, sus ojos fijos en la cara de JongHoon. «¿Qué demonios?» Buscó en su memoria y recordó la pesadilla. Se estremeció ante el recuerdo, y entonces se dio cuenta con asombro de que JongHoon se había quedado con él durante toda la noche para mantenerlo a salvo. JongHoon se agitó y murmuró algo en su sueño, causando que JaeJin posara fijamente la mirada en su cara de nuevo.

—J… JongHoon —llamó ligeramente, alzando una mano temblorosa para tocarlo en el hombro, sacudiéndolo suavemente—. ¿JongHoon?

JongHoon se despertó lentamente, sus ojos se abrieron para encontrarse con su cabeza oscura inclinada hacia él y su mano en el hombro. Le sonrió y extendió una mano para acariciar suavemente la mejilla del joven antes de bostezar y estirarse como un león adormilado. —¿Es hora de levantarse?

JaeJin asintió y vio cómo JongHoon se deslizaba de la cama, con el pecho todavía desnudo, y sus magras piernas cubiertas por un par de jeans que se había puesto en su prisa por llegar a él la noche anterior. —Yo… Lamento lo de anoche —se disculpó en la oscuridad.

—No lo hagas. Todos tenemos pesadillas. Recuerda lo que te dije la primera vez que llegaste aquí. —JongHoon le sonrió para tranquilizarle, y caminó alrededor de la cama hacia la puerta. Con una mueca, dijo—: YongHa arreglará eso para ti. Yo no sé que… me perdí cuando no pude entrar anoche. Hazme un favor. No bloquees la puerta por la noche nunca más, no creo que mi corazón pudiera soportarlo. Vas a matarme, bebé. —Sonrió para demostrar que sus palabras eran sólo una broma, se acercó y tiró de JaeJin fuera de la cama.
—J… JongHoon, yo… eh… quiero contarte mi pasado —dijo en un tono apagado, con los ojos inclinados hacia el suelo, su mano todavía encerrada en la más grande de JongHoon—. Esta noche. Um… yo… pero tienes que prometerme que no me odiarás —declaró, levantando su mirada para fijarla en la de JongHoon.

—Ya te lo dije anoche, JaeJin. Nada de lo que me digas puede cambiar lo que siento por ti. —Sonrió al joven, acariciando con sus dedos la suave piel de su mejilla—. Me alegra saber que estás dispuesto a confiar en mí. Estaré contigo, JaeJin, no importa lo que nos depare el futuro. Te amo.
JaeJin sonrió, pero todavía tenía dudas sobre cuál sería la reacción de JongHoon. Le hizo un gesto y desprendió cuidadosamente su mano de la del vaquero. —Espera, ¿no voy a obtener un beso de buenos días? —JongHoon hizo un mohín y el corazón de JaeJin dio un vuelco por su adorable aspecto.

Riéndose, se elevó de puntillas y rozó sus labios con los de JongHoon, pero antes de que pudiera retroceder, los brazos del hombre lo abrazaron y profundizó el beso. Sus lenguas rozaban eróticamente una sobre la otra, y la lucha de JaeJin por el dominio, tuvo a JongHoon gimiendo sobre su boca un momento después. —Ahora, eso sí es un beso de buenos días —susurró JongHoon cuando se retiró, dejando a JaeJin a un lado y saliendo lentamente de la habitación.

Después de que el vaquero saliera, JaeJin se quedó mirando fijamente la puerta, y sonrió ampliamente, feliz. Se cepilló los dientes y se lavó rápidamente, se puso un par de jeans desteñidos y una camiseta blanca. El desayuno trascurrió como de costumbre, tranquilo, ya que la mayoría de los hombres todavía estaban tratando de despertarse para comenzar el día.

Jimin le dio una mirada de preocupación cuando entró en la cocina a tomar una taza de café, y él le sonrió para tranquilizarla, feliz al ver que su expresión cambiaba a una tranquila y pacífica. Le revolvió el pelo a la ligera y le dio un beso en la mejilla. —Buenos días, JaeJin. Entonces, ¿crees que querrás montar a caballo hoy? Tengo el impulso de escaparme y pasear, y pensé que podrías estar cansado de estar encerrado en casa todo el día.

Él asintió con impaciencia, había pensado salir tan pronto como los hombres se fueran. Tenía la intención de pasar primero a ver a Mantacor, y luego ir a montar. JongHoon se detuvo a mirarlo una última vez antes de salir al campo con los hombres. Jimin lo obligó a comer, a pesar de que no tenía hambre. Cogió una manzana para Mantacor antes de seguirla fuera de la casa. Entró en el establo para ensillar los caballos, mientras él se detenía para darle al caballo blanco su golosina y hablar con él durante unos instantes. —¿Estás listo, JaeJin? —

Jimin lo llamó desde donde estaba, llevando las riendas de dos caballos.

El sol se levantó lentamente, pintando de color rosa y amarillo el horizonte mientras cabalgaban. Jimin charlaba acerca de sus visitas a sus amigos. JaeJin le preguntó acerca de SeungHyun y de si lo amaba. Admitió que sí, pero que a causa de sus padres, no sabía si podría lidiar con el matrimonio. Le reveló que JongHoon se lo había contado, y que también le había hablado sobre que ella no quería casarse con SeungHyun. Jimin no lo creyó en un principio, pero después de insistirle, accedió y lo creyó. Le sorprendió que su hermano estuviera tan dispuesto a que ella se casara después de todo lo que pasó con sus padres. Observó a JaeJin y el modo en el que la equitación lo hacía sentirse feliz. El aspecto de paz en su rostro contaba la historia de que se estaba curando por dentro. Quizás nunca se curara completamente en el exterior, pero quizás, con el tiempo y con la ayuda de la gente que lo amaba y se preocupaba por él, podría curar su interior lo suficiente para vivir una vida normal sin temblar de miedo con cualquier cosa a su alrededor.

—JongHoon dice que quiere colocar un saco de boxeo para ti y que te enseñará algunos de movimientos para que si sientes la necesidad de cortarte de nuevo, puedas golpear el saco en su lugar —mencionó casualmente.

JaeJin miró hacia la crin de su caballo y le acarició un mechón, repentinamente incómodo. —Lo siento, Jimin. Sé que te prometí no hacerlo de nuevo, pero todo fue demasiado. Es como si algo dentro de mí se hiciera cargo, y no puedo detenerlo. Como esas personas que son obsesivo-compulsivas. Conocí a algunos de ellos, cuando yo… —Se interrumpió bruscamente y cambió su línea de pensamiento—. Creo que me gustaría que lo pusiera.

—Hablaré con él en la cena cuando regrese. Mañana es domingo, así que puedes trabajar en él —dijo Jimin feliz, saltando un poco en su silla.

Se preguntó con tristeza si eso sería posible después de que le contara a JongHoon su pasado y las cosas que había hecho. Tal vez sí. JongHoon había parecido muy sincero con las palabras que le había dicho tanto por la mañana como por la noche. No lo sabría a ciencia cierta hasta que se lo contara, pero le envió una oración a Dios, suplicándole que el hombre le hubiera dicho la verdad, porque esta vez, sabía que no volvería si no fuera así. Podía sentir en su interior la debilidad, esperando con impaciencia el más mínimo dolor para doblegarlo y obligarlo a que se cortara, para esta vez no sería un simple corte. —Por supuesto. Sería genial.

 

*Poner todos los créditos en caso de uso*
Está es una adaptación de la novela escrita por J.R. Loveless: Touch me gently. 
Todos los derechos van a la autora original. 
Adaptación: ChoiYuri.

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